COMENTARIO DE TEXTO RESUELTO DE GÓNGORA

COMENTARIO DE TEXTO  RESUELTO
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1.- Localización del texto

El poema propuesto es un soneto de Luis de Góngora (1561-1627), uno de los más grandes poetas del Barroco español (siglo XVII).
Nace en Córdoba, en el seno de una familia noble. Estudia en la Universidad de Salamanca, y con tan sólo catorce años toma las órdenes religiosas. Es nombrado canónigo beneficiado de la catedral de Córdoba, pero su juventud y sus aficiones literarias le llevan a frecuentar círculos muy alejados del ámbito eclesiástico.
Compone en esta época numerosos sonetos, romances y letrillas satíricas y líricas.
En su madurez, acentúa el barroquismo de su poesía, lo que le lleva al enfrentamiento, tanto en lo literario como en lo personal, con Quevedo y con Lope. En 1613, su Fábula de Polifemo y Galatea constituye, por su oscuridad y su afectación formal, el culmen de la poesía culterana.
En 1617, Felipe III le nombra capellán real, cargo que le obliga a vivir en la Corte. Pero la vida de lujo que allí mantiene le lleva a la ruina.
Finalmente, regresa a Córdoba, donde muere.
En su obra se distinguen dos períodos: en un primer momento, cultiva una poesía de tono popular, con estrofas tradicionales, metros cortos y temas ligeros; pero a partir de 1610, se sumerge en la corriente culterana, haciendo uso de metáforas difíciles, muchas alusiones mitológicas, cultismos, hipérbatos, etc.

La lírica barroca supone de algún modo una continuidad y a la vez una reacción culta contra la poesía clara y natural del Renacimiento. Es, en efecto, una continuidad porque se inspira en los mismos temas (el amor, la vida, la muerte…), se sirve de los mismos recursos métricos y estilísticos (el endecasílabo, el soneto, las figuras retóricas…), recurre a los mismos tópicos (la fugacidad de la vida, las referencias clásicas, la mitología…), etc. Pero el Barroco todo lo deforma, lo exagera, lo intensifica, lo complica, lo oscurece… y así, la poesía, aun partiendo de los mismos elementos de base de la lírica renacentista, se aleja conscientemente de la sencillez de esta.

En la lírica del siglo XVII encontramos dos tendencias principales de poesía culta: el culteranismo y el conceptismo. Ambas buscan la oscuridad en las composiciones: la primera lo hace a través de una forma complicada, empleando una sintaxis retorcida, a veces ininteligible, y la segunda a través del contenido, en base a juegos de conceptos que a menudo resultan igualmente difíciles de entender. Vemos, pues, que si bien en principio pueden parecer dos corrientes antitéticas, en el fondo ambas persiguen la misma finalidad: crear una literatura de minorías, bella por lo extraño, por lo artificioso, por lo dificultoso de comprender, por el esfuerzo que requiere llegar a ella. Y los procedimientos no siempre resultan tan diferentes, pues si el culteranismo busca la ornamentación, la artificiosidad exterior, y el conceptismo se fija más en los conceptos, en el significado de las palabras, no es extraño que ambos procedimientos se entrecrucen en una misma composición, y es que el poeta barroco, en general, busca emplear un estilo complicado, lo más alejado posible del habla natural.
Sin duda, Góngora puede ser considerado el máximo exponente del culteranismo, y el soneto que nos ocupa constituye, en buena medida, una muestra bastante representativa de la corriente culterana.

2.- Determinación del tema
El poema es una exhortación a disfrutar de la vida mientras dura la juventud, pues el tiempo pasa muy rápido y la vejez supone el fin de la belleza y la lozanía, y tras ella llega, inexorable, la muerte.
3.- Distribución de su estructura y resumen de su argumento.
Si aplicamos al poema un orden sintáctico más convencional, nos resultará más sencillo penetrar en su contenido.
Mientras el oro pulido, relumbrando al sol, no consigue competir con tu rubio cabello;
mientras tu blanca frente mira con menosprecio (supera en blancura) al bello lirio que destaca en medio del llano;

mientras a cada labio, por cogerlo, siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras tu gentil cuello triunfa (en tersura) con desdén lozano sobre el luciente cristal,

goza de ese cuello, cabello, labio y frente, antes que esta belleza que en tu edad dorada es oro, lirio, clavel y cristal luciente,

no sólo se vuelva en plata o violeta tronchada, sino que tú, junto con ellos, te conviertas en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Se distinguen, pues, tres partes:
  • Una primera, integrada por los versos 1 a 8 (los dos primeros cuartetos), en la que el poeta hace referencia a la belleza actual de la joven a la que se dirige. Se abre con un adverbio “mientras”, que se repite cada pareja de versos, dedicando cada par a un rasgo de esa belleza. La descripción sigue un camino descendente: el cabello rubio como el oro, la frente blanca como un lirio, los labios rojos como claveles y el cuello liso como el cristal.
  • La segunda parte estaría constituida por un solo verso, el 9, que abre los tercetos. En él se encuentra el verbo “goza”, exhortación con la que el poeta se dirige a la joven.
  • La tercera parte estaría formada por los versos 10 a 14, agrupando los dos versos que quedaban del primer terceto y el segundo terceto completo. Se abre con la locución adverbial “antes que”, haciendo referencia a la forma en que el paso del tiempo, fugaz e inexorable, acabará con esa belleza y además, ineludiblemente, con la vida.
En síntesis, las palabras clave de cada una de estas tres partes vendrían a decir:
  • mientras eres joven y bella,
  • goza de tu lozanía,
  • antes que te llegue la vejez y la muerte.

4.- Comentario de la forma, incluido el estilo.
Se trata de un soneto, estrofa de 14 versos endecasílabos, agrupados en dos cuartetos y dos tercetos.
La rima es consonante y la distribución es
ABBA: -éllo -áno -áno -éllo
ABBA: -éllo -áno -áno -éllo
CDC: -énte -áda -énte
DCD: -áda -énte -áda
En general, la estructura rítmica responde al modelo más frecuente de endecasílabo: eje de acentuación en torno a la sexta y la décima sílabas; tan sólo se exceptúan los versos 6 y 7, que presentan una acentuación en las sílabas cuarta, octava y décima. No obstante, se aprecia una sobreacentuación, que hace que, en no pocos versos, además del referido eje en torno a la sexta sílaba, encontremos también acentuación en las sílabas cuarta y octava.
Cómo ha quedado indicado, el culteranismo se fundamenta en una búsqueda consciente de la complejidad formal.
Desde el punto de vista de la construcción sintáctica, la mayor complejidad reside en que todo el soneto constituye una única oración, con un solo verbo principal, que no llega hasta el verso 9: “goza”. Se trata de una oración exhortativa, de la que son subordinadas cinco oraciones: las cuatro temporales que comienzan por “mientras” y la que comienza por “antes que”, las primeras haciendo referencia al presente y la última al futuro.
En relación con esta complejidad sintáctica estaría uno de los recursos retóricos que podemos encontrar en el poema: el hipérbaton. Si bien son abundantes los casos, cabría destacar, a modo de ejemplo:
  • Los dos primeros versos, ordenados conforme a una sintaxis convencional, quedarían: “Mientras oro bruñido relumbra en vano al sol por competir con tu cabello”.
  • También los versos séptimo y octavo presentan una alteración en el orden sintáctico, que lleva al sujeto “tu gentil cuello” al final de la oración, separándolo del verbo “triunfa”.
Al margen de este desorden sintáctico, probablemente el recurso retórico que más llame nuestra atención sea la anáfora, que afecta a los dos cuartetos: sus ocho versos, agrupados de dos en dos, comienzan con el adverbio “mientras”, repetido así cuatro veces.
El poema en sí es, como ha quedado ya indicado, una exhortación a una joven para que disfrute de su belleza el poco tiempo que le dure. Así pues, encontramos un apóstrofe, en forma de verbo en imperativo: “goza” (verso 9).
Se aprecia una aliteración en el verso 8, con repetición del fonema /t/:
del luciente cristal tu gentil cuello.
El verso 14 presenta una cuádruple estructura paralelística: “en + sustantivo”,
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
con una gradación que va de mayor a menor materialidad.
Pero además hay un paralelismo, que afecta más al ámbito semántico que al formal, entre los dos cuartetos y el verso 11. En los primeros, el poeta hace referencia al cabello rubio, la frente blanca, los labios rojos y el cuello terso, por este orden. Y en el verso 11, enumera los elementos con que se comparan estos rasgos de la joven: “oro, lilio, clavel, cristal luciente”, por el mismo orden.
Pueden considerarse epítetos algunos de los adjetivos que acompañan a ciertos sustantivos, ya que apenas aportan significado a estos. Tal es el caso, por ejemplo, de “blanca frente” y “lilio bello”, en el verso 4, o “luciente cristal”, en los versos 8 y 11.
Destacan también las enumeraciones:
  • primero, en el verso 9, de esos rasgos que hacen bella a su amada: “cuello, cabello, labio y frente”;
  • después, en el verso 11, de los elementos con los que esos rasgos pueden compararse: “oro, lilio, clavel, cristal luciente”,
  • y por último, en el 14, de los pasos de esa degradación que supone el paso del tiempo: “en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada”.
Para terminar, no podemos dejar de mencionar las comparaciones entre los rasgos de la joven y ciertos elementos de la naturaleza, con los que rivalizan en belleza: el rubio cabello con el oro brillando al sol, la blanca frente con el lirio, los rojos labios con los claveles y el terso cuello con el cristal. Se trata, por supuesto, comparaciones que entrañan hipérboles, ya que exageran la cualidad en el rasgo de la amada (lo rubio del cabello, lo blanco de la frente, lo rojo de los labios y lo terso del cuello) hasta el punto de empequeñecer esa misma cualidad en el elemento natural con el que se compara.
Al tratarse de una descripción, predominan los sustantivos y los adjetivos. En cuanto a los verbos, algunos tienen cierta fuerza, como “relumbra” (verso 2) o “triunfa” (verso 7), y otros apenas tienen carga semántica, como “mira” (verso 4), “fue” (verso 10) o “se vuelva” (verso 13). Pero sin duda el verbo más poderoso del poema es el imperativo “goza” (verso 9).
En resumen, cabe decir que, en este soneto, Góngora utiliza un lenguaje no demasiado complicado, pero la complejidad sintáctica, unida a los recursos retóricos empleados, hacen que la comprensión del poema no resulte sencilla.
5.- Comentario del contenido.
En el texto se aprecia un predominio de palabras pertenecientes a los campos semánticos de la belleza humana (dentro del estereotipo de la época) y de la belleza de la naturaleza, relacionadas entre sí en la descripción de esa lozanía de la “edad dorada” (verso 10): cabello, oro, sol, blanca frente, lilio bello, labio, clavel, luciente cristal, cuello… Pero también encontramos términos pertenecientes, en sentido figurado, al campo semántico de la degradación física a la que conduce el inexorable paso del tiempo: plata, viola troncada, tierra, humo, polvo, sombra, nada…
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El poema trata, en efecto, el tema clásico de la fugacidad del tiempo y lo efímero de la belleza humana, motivo frecuente en la literatura barroca.
El tópico procede de la expresión carpe diem, que se suele traducir por “aprovecha el momento”, y que constituye una exhortación a los jóvenes a gozar de la lozanía mientras dura, pues el tiempo pasa veloz e inexorablemente. La expresión latina tiene su origen en un poema de Horacio:
Dum loquimur, fugerit invida aetas: carpe diem, quam minimum credula postero. (Carmina, I,XI)
(Mientras hablamos, el tiempo se va escapando; aprovecha el momento, porque el mañana es incierto.)
Este tópico se cruza en este poema con el de la invitación a disfrutar de la belleza juvenil, que también encontramos ya en época clásica: Collige, virgo, rosas, que significa “recoge, doncella, las rosas” (mientras están frescas), y que, en sentido figurado, se refiere a aprovechar el momento de la juventud.
De esta confluencia de ambos tópicos surge, así, la exhortación a la joven para que aproveche el momento y disfrute de su belleza antes que el paso del tiempo la marchite.
Como ya ha quedado señalado, la literatura del Barroco se caracteriza por cierta continuación de los temas y formas del Renacimiento, pero con un tono más pesimista.
Este soneto nos remite inmediatamente al soneto XXIII de Garcilaso:
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto…
El contenido es, ciertamente, muy similar, con una arquetípica descripción de la belleza juvenil (tez blanca, cabello rubio), una referencia a la inestabilidad de la misma, causada por el paso del tiempo, y una exhortación a la joven a disfrutar de ella mientras dura.
El esquema sintáctico-semántico es prácticamente calcado:
  • En Garcilaso: “en tanto que…” (dura la belleza), “coged…” (lo bueno de la juventud), “antes que…” (el paso del tiempo lo estropee).
  • En Góngora: “mientras…” (dura la belleza), “goza…” (lo bueno de la juventud), “antes que…” (el paso del tiempo lo estropee y llegue la muerte).
Sin embargo, como vemos, en Garcilaso no está todavía esa referencia a la muerte, esa visión desesperanzada que encontramos en Góngora. El renacentista dice:
Coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Y el barroco:
Goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que (…) se vuelva (…)
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Se trata, por tanto, de una recreación del tema renacentista de la fugacidad del tiempo, desde la perspectiva del pensamiento barroco: la vida es breve y la belleza efímera, pues el paso del tiempo la desgasta. Ante esta realidad inexorable, el poeta exhorta a la joven a disfrutar de la lozanía mientras dura, ya que, al final, la muerte todo lo aniquila.
6.- Interpretación, valoración, opinión.
En este soneto, Góngora plantea el tema de la fugacidad de las cosas mundanas, desde la perspectiva desesperanzada de que la muerte pone fin a todo aquello que configura nuestra existencia en vida.
Este tema, carpe diem, aprovecha el momento, se encuentra todavía hoy plenamente vigente; sin embargo, en la actualidad, carece de esa dimensión pesimista del Barroco: el siglo XXI se caracteriza más por el materialismo, y aunque los jóvenes conocen la fugacidad de su existencia, no contemplan esa realidad con angustia.

FUENTE:
 https://trabajosdeliteratura.wordpress.com/2016/09/18/comentario-2-0-de-un-soneto-de-gongora/

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